Carmelo Urso
El mejor del mundo –Brasil- jugaba en casa del peor –Venezuela, mi equipo.
Brasil tuvo 30 chances de gol.
Venezuela… una.
Pero faltando 3´… ¡seguíamos 0-0!
Entonces, llegó el penalti. Llegó el infalible Zico.
Los venezolanos celebraban. Despreciaban al eterno perdedor: amaban ser brasileños.
Yo era un niño.
Pasaron décadas: aún lloro ese gol.
Portu Pubica algoooo!!!
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